Publicado enMovilidad / Urbanismo

No a la venta de los suelos de Alumalsa

El barrio y la vivienda piezas estratégicas en la planificación de la ciudad: los suelos de Alumalsa.

En las últimas décadas, denominadas de la globalización, los planteamientos neoliberales resultan hegemónicos en todas las escalas. Renunciar a la planificación y apostar por la flexibilidad, la desigualdad y la desregulación, colocan al lucro económico como máximo paradigma. Y estas teorías también se reflejan en las políticas de nuestros barrios y en sus desigualdades.

Pasando de las musas al teatro, lo ya expuesto se cumple milímétricamente con la venta de los suelos municipales de la antigua fábrica de Alumalsa junto al Canal en el barrio de San José.

San José, desde su desarrollo a principios del pasado siglo, ha crecido desordenadamente con una yuxtaposición de usos sin planificación alguna; un barrio donde los suelos de antaño del tejido fabril, emplazados como piezas inconexas en un tablero dominado por acequias que beben del Canal sobre una escarpada topografía, se han transformado en numerosos y colmatados bloques de viviendas privadas. Una historia que, si nosotros mismos no lo remediamos, volverá a repetirse gracias a las decisiones del Gobierno Azcón.

En 1946 la fábrica zaragozana de Alumalsa se asienta junto al Canal, si bien en la actualidad pertenece a la multinacional canadiense Linamar Corporation. Desde 1978 la empresa abandona San José para trasladarse junto a la Cartuja Baja , donde recientemente ha despedido a cientos de trabajadores. Un año antes de ese traslado, en 1977, en la tapia de la fábrica moriría tiroteado por un policía el albañil Vicente Basanta cuando pintaba “Trabajo sí, policía no”.

Abandonadas las instalaciones vecinos y vecinas limpiaron el solar, efectuando concentraciones dominicales durante varios meses que concluyeron en 1996 con una manifestación de miles de personas, encabezadas por la pancarta “menos recalificar, más solucionar”. Fruto de la movilización vecinal parte de los terrenos acogen hoy el Pepe Garcés, primer equipamiento deportivo de la ciudad no destinado a competiciones sino al fomento de la salud.

En la actualidad todavía quedan terrenos de la vieja fundición: un gran solar abandonado de titularidad del Ayuntamiento de Zaragoza, que hace las veces de aparcamiento irregular en medio de charcos y desechos.

Una manzana mayoritariamente sin edificar, reparcelada y urbanizada, perteneciente al Ayuntamiento, incluida en el área de intervención U36/8, con capacidad para 106 viviendas, y un plan especial, de 1991, modificado en 1997 y 2019. La última modificación garantiza que el gran espacio libre privado, interior a la manzana prevista entre el pabellón Pepe Garcés y paseo del Canal, se convierta en una zona verde pública, rodeada por zona comercial y de viviendas. Como singularidad, dada la topografía del terreno, cabe reseñar que serían factibles dos plantas de estacionamiento directamente accesibles desde las calles de Neptuno (-1) y Santa Gema (- 2), sin pérdida de espacio para rampas interiores, absorbiendo los vehículos que ahora ocupan informalmente la mal llamada plaza de la Crónica del Alba. Además la supresión de porches interiores, previstos en el anterior plan, garantiza mayor profundidad y utilidad a los locales, pudiendo situar en éstos dotaciones comunitarias como guardería o comedor y cocina colectiva para servicio de las viviendas del bloque, si fueran tuteladas, o de otras de su entorno, dentro de programas de asistencia a ancianos en su propio domicilio.

En consonancia con lo expuesto un instrumento planificador, como el Plan de Barrio de San José, considera imprescindible para el Distrito la promoción municipal de vivienda pública de alquiler social con dos claros objetivos. El primero alojar, a título provisional o definitivo, personas procedentes de otras viviendas actualmente en mal estado (ancianos en viviendas sin ascensor, calefacción…). El segundo proporcionar vivienda a jóvenes en edad de emancipación. Y contempla programas de pisos tutelados puestos a disposición de actuales propietarios en régimen de usufructo vitalicio gratuito a cambio de su vivienda actual o con pignoración de ésta, permitiendo en el futuro a los herederos su recuperación o la renuncia con el pertinente ajuste económico. Con estos instrumentos el Ayuntamiento de Zaragoza podría crear un parque de viviendas disperso en el Distrito, para su cesión en alquiler una vez acondicionadas, permutarse por otras o sacarlas a la venta si estuviera justificado.

Claramente todo este proceso solo puede arrancar con la acción municipal en los suelos de la U36/8, dado el volumen cualitativo y cuantitativo de las viviendas programadas. Una palanca de regeneración de todo un barrio en manos de la intervención pública.

Una intervención pública en concordancia con la Conferencia sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible Hábitat III, aprobada por Naciones Unidas en 2016, que contempla entre sus objetivos proporcionar servicios básicos para todos los ciudadanos, incluyendo el acceso a la vivienda; que preconiza garantizar a todos los ciudadanos acceso a la igualdad de oportunidades, sin discriminación, dado que toda persona tiene derecho a los beneficios que su ciudad ofrece; que solicita a las autoridades de la ciudad que tengan en cuenta las necesidades de mujeres, personas con discapacidad, grupos marginados, ancianos…

Si bien el alcalde Azcón defiende todo lo contrario. Según recogía El Periódico de Aragón el pasado 23 de enero, el Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido poner a la venta los suelos de la antigua fábrica de Alumalsa. El Gobierno PP-Ciudadanos apuesta por 106 viviendas libres a cambio de 5,3 millones de euros, que edificarán el lobby del ladrillo zaragozano o algún fondo de inversión multinacional, saliendo al mercado por 2000 euros el metro cuadrado construido.

Pero si perteneces al grupo de los mileuristas, de jóvenes parados del barrio, de pensionistas con paga de 700 euros al mes, de familias monoparentales con hijos… seguro que no vivirás en los terrenos de la antigua fundición de Alumalsa con vistas al Canal.

Salvo que emulemos a nuestros mayores, cuando tras una larga lucha consiguieron el Pepe Garcés, y todos y todas unidos nos opongamos a cualquier tipo de venta de esos terrenos municipales y consigamos la construcción de viviendas públicas en régimen de alquiler para nuestro barrio.

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